martes, 20 de septiembre de 2011

Hoy, estamos en fiestas (Cartagineses y Romanos)


Mi pueblo grande está en fiestas. Quiero decir Cartagena, mi ciudad.

Hay multitud de tipos de fiestas locales. Yo creo que hay dos tipos principales: Las fiestas religiosas, y el resto.

Hay quien dice que las fiestas religiosas son aburridas. Yo no lo entiendo, es genial ver la hermandad de un pueblo hecha pasacalles, y contemplar a los gañanes autóctonos llevando la imagen de su virgencica a hombros (o en volandas, depende de la cultura local), generalmente en una romería que se celebra a las 12 de la mañana, cuando no pega el sol casi.

Por no hablar de las generosas misas que se celebran en esos actos, con sus amenas homilías coronando la celebración. En parte me recuerdan a las explicaciones de clase, cuando se te va la pinza un momento al principio, y ya no pillas nada aunque te lo explique el de al lado.

A mí en misa me pasa igual. Bueno no, porque no voy. Pero de pequeño me pasaba siempre.

Ahora que recuerdo mi infancia eclesiástica, me ha venido a la cabeza ese sacramento que todos los nenes temen: La confesión.

Me recuerda a cuando ibas al dentista de pequeño, y te decía que te sentaras mientras te avisaba de que no te iba a doler. "Qué cojones me estás contando" -pensaba yo- "Si mi madre me ha dicho que no me ibas a tocar".

Sentía algo parecido cuando de crío me "pedían" que fuera a confesarme. No es que estuviera en contra de esas creencias (que también).

Es que a mi eso de ponerme de rodillas delante de un señor a contarle cómo de hijo de puta he sido, sin poder siquiera mirarle a los ojos, nunca me hizo especial gracia. Y menos sabiendo que ese señor era el que administraba el dinero del cepillo rindiéndole cuentas a Dios. Es decir, a su puta bola.

Que tampoco es que yo sea un pesetero, es que siempre me he sentado al final en misa, y se que si hacienda supiera qué cifras se mueven en esos cestos de mimbre probablemente se declararía cada misa que se oficiara.

Como decía, fuera de las fiestas religiosas todo puede variar hasta el infinito.

Como sería bastante aburrido hacer una lista con lo más bizarro del país en lo que a fiestas se refiere, voy a hablar un poco de las de mi pueblo grande. Uy, otra vez. Quería decir de mi pueblo grande ciudad.

CARTAGINESES Y ROMANOS

Se trata de la clásica fiesta que rememora la historia más profunda y ancestral de la población y su relación con la civilización archienemiga de turno: Los romanos, esos engreídos que quisieron hacerse con el mundo, y casi les sale.

Yo creo que en Cartagena se celebra lo que sea, con tal de bailar y ponerse uno hasta el culo. En cuanto veáis de qué van las fiestas lo comprenderéis.

Durante una semana y poco, se van sucediendo una serie de actos aburridos, que van relatando cómo se desarrollaron los hechos aburridos, para llegar al desenlace (osea lo importante), que es la batalla entre Carthago (los nuestros) y Roma (los malos) por el dominio del territorio carthaginés, osea nuestro. Y aquí viene lo gracioso.

Porque todo esto está basado en hechos reales, y Roma es la que gana. Quiero decir, que hace miles de años los romanos nos dieron por el ojete moreno con una estrategia de niño de párbulos, y nosotros con ansia y felicidad, esperamos cada año estas fechas para celebrarlo.

Sin comentarios.

Por si fuera poco esta demostración de inteligencia por parte de mi ciudad, la estrategia con la que nos derrotaron es la siguiente:

Por la situación y composición geográfica de la que consta Cartagena, bla bla bla rollo largo.

Y como por el puerto no podía con nosotros NI DIOS, los romanos mandaron un ejército pequeñico por delante, y también otro más bien descomunal por detrás.

Mientras que Carthago se defendia por el puerto con todas, TODAS sus malditas fuerzas, Roma desenfundó sus armas y nos entró por la puerta de atrás, de golpe y hasta el fondo.



Pero eso pasó hace muchos años, y la cosa ha cambiado mucho desde entonces. Yo personalmente he vivido la fiesta desde el lado del que desfila vestido y pertenece a una tropa o legión; Y desde el lado del que se pone ciego sin excusa ninguna, sin ser de nadie.

He salido desfilando en varias tropas y varias legiones. Esto traducido quiere decir que de un bando me he pasado al otro, varias veces.

Claro coño, si la fiestaca te la vas a pegar igual, qué importa de qué te vistas.

Y efectivamente, seas de la tropa que seas, sólo cambia el traje, los actos en los que participas, y el dinero que pagas. Porque por la noche todos acaban rodando. De tanto bailar, no penséis que la gente se pone de alcohol hasta que se le acaba el dinero, por dios.

Este año estoy viviendo las fiestas desde fuera otra vez. Y la verdad que para haber sido este el primer fin de semana de Cartagineses y Romanos, ha cundido bastante. (Se puede decir "cartaginés", o "carthaginés", pero normalmente lo decimos sin la h porque sino parece que hablamos bien)

La verdad que de todos los actos que se han celabrado en el fin de semana sólo he acudido al del botellón, los dos días.

Los que no hayan venido nunca a Cartagena en Cartagineses y Romanos, no sabrán que aquí han convertido el clásico botellón de Cartagineses, en un macrobotellón de mierda en un descampado de mierda,  cercano al campamento (donde están las casetas), donde te llenas de setos, cristales, y mierda.

Pero como bebes, te ríes.

La verdad que poco recuerdo, que sea interesante quiero decir. Lo típico, el colega al que se le escurre el cubata de la mano al suelo de lo cocido que va, el que se cae porque se tropieza con su propio pie, el que va buscando a alguien para reventarle con 4 amigos...

Ahora que lo pienso sí recuerdo algo que quizás os interese. Cuando volvía a casa el primer día, y digo día porque volvía casi a las 6, vi desde lejos a un señor que venía en dirección opuesta, pero muy lento.

Andaba tan lento como si se pensara dos veces cada paso, o como si andara lento sin más.

Cuando vuelvo a mi casa a las tantas y medio perjudicado, me gusta tomar algunas precauciones, para no acabar contando en un artículo que me han dado el palo más que nada.

Así que le observé muy bien mientras seguí caminando, hasta el punto en que me paré absurdamente en un cruce para ver qué coño hacía. Lo de absurdo viene porque a esa hora no pasa un puto coche en diez minutos.

Y efectivamente, aquel señor venía hacia mi directamente y decidido. Y no se llevaba la mano al cinturón para sacarse una navaja como parecía, ni llevaba la bragueta del pantalón cerrada como creía, ni tenía su miembro dentro de sus calzoncillos como esperaba.

Sino que más bien, venía hacia mí andando por en medio de la carretera mientras tranquilamente se masturbaba.

Me miraba fijamente, y eso era lo que me ponía nervioso. Así que me esperé a que él se acercara lo suficiente para calificarle como un cerdo enfermo, y pedirle amablemente que se alejara lo suficiente como para perderle de vista, y que ya de paso se fuera a la mierda.

El me seguió mirando mientras poco a poco se alejaba calle abajo, no sé si porque hice mella en su enfermiza práctica sexual, o porque me había sacado el móvil y estaba llamando a la policía.

Supongo que el telefonista de emergencias lo flipó tanto como yo. Mientras tomaba todos los datos que le iba dando, se salía de lo profesional y comentaba cosas como "Qué fuerte", "menudo enfermo"...

La verdad que a día de hoy confío casi por completo en que esa noche no le cogieron. Pero en ese momento me hacía mucha falta contárselo a alguien.

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Para todas las personas que me han pedido hasta ahora que me dignara a escribir de una puta vez, va dedicado este artículo. Escribir, para mi, es como el deporte: Muy necesario, enriquecedor... Pero a veces no apetece.

Se aproxima otro fin de semana con día festivo por fiestas, valga la redundancia, así que entre eso y varias crónicas de salidas ciclistas que iré resumiendo poco a poco, tengo material.

Así que dentro de poco (risa floja), nos vemos.

Un saludo, y buenas tardes.
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viernes, 26 de agosto de 2011

Cine de Barro: El pequeño Nicolás


Tengo que decir que no tenía demasiadas espectativas puestas en esta película, ya que sucede que estamos hablando de una comedia francesa. Y lo que me daba reparo es que se trata de humor extranjero.

Todos sabemos que en cada sociedad, el código del humor es distinto. En muchas ocasiones es casi imposible comprender ciertos gages, por mucho que nos traduzcan el guión. El que no sepa de qué hablo, podría mirarse alguna película de los Monty Python para documentarse un poco.

De las pocas películas francesas de comedia que he visto, la última que me mantuvo con una sonrisa tonta durante casi toda la cinta fue "Bienvenidos al Norte", y tampoco es que se mereciera una ovación por mi parte.

Por eso, intenté no esperarme demasiado antes de verla. Pero aun así, me sorprendió gratamente.

El Pequeño Nicolás cuenta la historia de una pequeña familia francesa de los años 90 (creo), desde el punto de vista del pequeño de la casa (Nicolás, valga la redundancia). El chico lleva una vida normal para alguien de su edad, pero ciertas inquietudes hacen que se plantee dilemas impropios para su edad.

Todo empieza cuando cree adivinar que su madre está embarazada, y comienza a comprender que todo su mundo se tambalea peligrosamente. Él y sus amigos intentarán evitar que la vida de Nicolás cambie a partir de la futura noticia, que espera con desdén.

Personalmente, creo que el hilo argumental de la película está muy bien logrado. Se desarrolla perfectamente alrededor de un protagonista de menos de diez años, y que desde el principio se intuye especial y entrañable.

Un acierto por parte del director es que ha hecho recaer la fuerza de la historia sobre los personajes secundarios, los amigos de Nicolás, quienes tienen una personalidad claramente diferenciada dentro del grupo de clase. Y para sumar puntos, hay que remarcar que el cásting estuvo 100% acertado con el reparto infantil. Esto hace que la trama se vaya desenvolviendo de manera completamente natural.

El guión, por su parte, está plagado de salidas cómicas y situaciones hilarantes que me mantuvieron atento constantemente. Además, la ternura de los personajes principales hacen de los chistes algo desternillante, y de sus hazañas algo entrañable.

Seguir el ritmo de la película es muy ameno gracias a hacerlo desde un punto de vista de metro y medio de altura. Yo diría que a esto ayuda que sea una película muy fresca, que a pesar de no poder catalogarse dentro de un género al cien por cien por su faceta de película sensible cuando tiene que ponerse así, sí que te alegra la tarde cuando aparecen los créditos, y te dan ganas de escribir una florida crítica como esta.

Yo personalmente, incluso me emocioné con la última frase que se pronunca en toda la cinta, espero que dentro de poco entendáis por qué.
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No es que sea yo un troll del cine, pero no demasiadas películas merecen por mi parte ser analizadas, o digo aún más: Recomendadas.

Sin embargo, esta película que me llamó la atención desde que ví el cartel en la tele, sí que es un título a recordar. Un título que merece la pena incluso descargarse sin pagar. Y si vamos más allá, merecería la pena que hubiera ido a verla pagando al cine.

Pero con estas cosas nunca se sabe, y a veces es mejor que un desocupado te aconseje acerca de ello, una vez que ha perdido parte de su tiempo en verla por tí.

Para los que aún no se hayan decidido, dejo incrustado el trailer en español al final del artículo. Espero que, si la véis, os paséis por aquí a compartid con todos qué os ha parecido a vosotros.

Un abrazo, y hasta otra, dentro de poco.
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miércoles, 24 de agosto de 2011

Cine de Barro (Nueva sección)

Hola a todos. Quizá me recuerden por otros artículos que no tengan nada que ver con este.

Normalmente acostumbro a escribir sobre nada en particular, y en clave de humor. Pero hoy voy a hacer una excepción, y voy a hablar sobre algo en concreto y en plan seriote.

En parte, para darle algo de color al blog y agrandar un poco esa Miscelánea desInteresante que cada día intento hacer más y más grande, como las pelotas de nieve cuando rulan colina abajo, o como las bolas de pelo que vomita mi gato.

Esta tarde, en mi rato de pensar, he tenido una idea brillante. He pensado en escribir sobre cada película que haya visto, me haya gustado, y se lo merezca. Joder, todavía me asombro a mí mismo. Seguro que no se le ha ocurrido a nadie antes.

Todo esto lo haré en una nueva sección a la que he bautizado como "Cine de Barro". Tiene gracia porque es un juego de palabr... Bah, da igual.

Aquí trataré de explicar un poco qué me ha parecido cada película en cuestión, desde mi punto de vista, y haciendo spoiler de vez en cuando para joderos la vida por sorpresa, como Hacienda.

Por supuesto también se aceptarán recomendaciones, mis gustos principales en el cine andan por el terror y la comedia. Aunque un buen drama de vez en cuando sienta genial.

Aunque a mí me gusta el BUEN cine de terror, el que te tiene en vilo, el que ataca sin avisar. Sin usar el recurso barato del estruendo ensordecedor para que des un respingo en la butaca. Eso es demasiado fácil. El terror que a mi me gusta de verdad es el psicológico. El que te deja pensando en el film horas después, solo en casa, a oscuras, cuando estás a minutos de dormirte. Ese tipo de miedo que siente un crío cuando oye "El hombre del saco", "Vamos al dentista", o "Sal, que no te voy a pegar".

Y respecto a la comedia que me gusta no hay mucho que decir, es bien sencillo. Porque a mí lo que me gusta es el humor de verdad. ¿Sabéis el típico chico de la pandilla de amigotes (como decía mi abuela), al que nunca le gustaban las de American Pie, o cualquier película que se llamara Loquesea Movie? Ese era yo.

Es muy fácil que una película me consiga divertir. La verdad es que últimamente, de hecho, el cine español está teniendo unas cuantas -pocas- películas divertidas, muy entretenidas. Pero lamentablemente, cuando veo "Comedia" en la clasificación de un largometraje, me espero algo más. No se trata únicamente de hacerme reír a gritos, sino de que tenga un "Gancho", un Nosequé, una chispa que arde con la mezcla entre humor absurdo, humor negro, y humor inteligente.

Para mí, hay únicamente dos tipos de humor: El bueno, y el malo. Y cuando una película de comedia es de humor malo, me dan ganas de estrellar el DVD contra la pared repetidamente hasta que se convierta en miles de átomos que floten por el aire. Pero como desgraciadamente suelo ver las películas en mi PC porque me las descargo ilegalmente, tengo que liberar mi adrenalina con el culpable de que yo la haya visto.

Así que cuidado con lo que me recomendáis.

Sí, sé lo que estáis pensando: ¿Y qué pasa si he visto una película horriblemente mala por mi propia culpa? En ese caso, la culpa es del director.

Volviendo al tema principal, la nueva sección, sé que alguien normal trataría de analizar películas recientes, pero yo no. Porque soy original, porque soy auténtico, y porque no tengo un duro.

En serio, no es para tanto, pero no puedo costearme el cine. No QUIERO costeármelo. Es un capricho caro, y que por desgracia, últimamente no merece tanto la pena. Acertar la quiniela es más fácil que salir de una sala de cine amortizando 7€ correctamente.

Dentro de poco tendréis noticias sobre este nuevo apartado que me invento. La primera película sobre la que hablaré será "El Pequeño Nicolás", que es del 2009 y que seguramente habrá visto la inmensa mayoría.

Pero yo la vi ayer, y con eso me basta para llenar un bloc de notas de líneas digitales.
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Un saludo muy grande, agitando mucho las manos. Hasta que duela.
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martes, 23 de agosto de 2011

Hoy, me he quedado sin tarjeta


A algunos de vosotros os sonará la palabra cajero. Los que no, sepan que se trata de un artilugio que tiene el don de darte dinero a cambio de sobar tu tarjeta un ratito. Luego te la devuelve calentica.

Pero da la casualidad de que el cajero de Cabo Palos se ha enamorado de mi tarjeta, y la ha raptado para sobarla mucho más.

La historia entre el cajero y mi tarjeta empezó esta misma tarde. Mientras ellos dos se conocían, yo me entretenía escribiendo mal mi número secreto. 

Cuando el amable cajero me ha comunicado que era incorrecto, he recapacitado y con mucha calma he vuelto a inventarme otro número al azar.

Ya fuera de cachondeo, he sacado la tarjeta y me he sentado un rato en un banco para pensarmelo bien. 

La presion de quedarme sin comodines me ha podido, y lo he vuelto a intentar.

Finalmente cuando he introducido el tercer numero secreto inventado in my mind, el amable cajero ha mostrado un texto aclaratorio en la pantalla: "Vete a la mierda, usuario inepto". Y con esto me ha querido explicar sencillamente, que se la queda.

En el momento temporal en el que estoy escribiendo esto ya tengo la tarjeta en mi poder de nuevo, pero no veáis lo que me costó, vaya.

Tuve que ir, como todo hijo de vecino, a la oficina por la mañana. Pero cuando llegué me atendió una señorita muy simpática que me puso cara de "Ostia, he perdido tu tarjeta" mientras que abría y cerraba cajones en vano.

Es gracioso, observar esas cosas con cara de "Te voy a poner una reclamación", así como si miraras desde un estrado de varios metros de altura.

Despues de coger varios tonos de color rojo, la señorita cuyo nombre ni voy a mencionar porque la muy perra no se lo merece, me preguntó que si tenía tiempo, o si había venido expresamente a por mi tarjeta.

Qué gracioso, a mí con chistes! Claro, señorita, esta mañana me desperté en mi casa de la mitad de La Manga y pensé "¡Uy, son las 9! Me voy a Cabo Palos! Y claro, en una absurda coincidencia pasé por delante de esta oficina, y me decidí a entrar y preguntar por una tarjeta que, casualmente, su cajero de mierda se tragó ayer mismo. Gilipollas."

Y me comentó que claro, si pudiera pasarme en una hora, su compañera y supuestamente la inútil que había perdido mi tarjeta, estaría para pasarle el marrón a ella.

Como de mayor quiero ser el Dios Paciencia, le di una oportunidad divina, y me fui al Mercadona a esperar el tren, y al rato volví con dos bolsas de la compra de recuerdo, a la oficina de las pelotas.

Por fin, la chica, me dio la tarjeta, me la activó, me pidió perdon, y me dio 20€ por las molestias. Por las molestias, y porque los sacó de mi cuenta, qué cojones.

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Y así termina mi periplo, "El Rescate de la Tarjeta Perdida".

Ahora, tengo mi numero apuntado en un papelito que guardo en mi reloj de cuerda, antigüedad del siglo XVIII que siempre llevo encima. Para que no se me vuelva a olvidar, claro.

¿Alguna vez habéis tenido un problema similar? ¿A que jode?

Ya os contaré alguna que otra historieta más dentro de poco, mientras tanto, espero que me empecéis a llenar la caja de comentarios, como siempre.
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domingo, 14 de agosto de 2011

¿Salimos con las bicis?

-Vale.

Los grandes planes empiezan con pequeñas frases, como esta.

Y el resto de planes también, por lo que parece. Porque salir con las bici esta guay y tal, pero en verano  funde un poco.

Había quedado por la mañana con un viejo amigo, para dar una vuelta en bici. Y claro, como se trataba de recordar viejos tiempos, tenía que mantener las viejas tradiciones.

Para empezar, anoche, en previsión de que hoy iba a madrugar, me acosté a las 4:30. Y esta mañana por supuesto me he levantado con el despertador bien temprano. Luego ya he seguido durmiendo hasta que me ha llamado mi viejo amigo. Amigo al que por cierto hay que darle un nombre, pero como prefiere quedar en el anonimato, a partir de ahora le llamaremos Culo.

Como decía, me ha llamado Culo para comentarme que venía a recogerme.

Lo bueno de que me llamen antes de venir a mi casa para regocerme es que me deja un buen margen para asearme, hacer la cama, desayunar, etc. Así que sólo he seguido durmiendo un cuarto de hora más antes de levantarme de verdad.

Eso sí, cuando ha llegado yo ya estaba listo, y he bajado al momento. Sin desayunar, pero al momento. Total, para qué me iba a hacer falta coger fuerzas, si sólo ibamos a subir un monte.

Que por cierto, cuando he recordado qué monte ibamos a subir me ha dado un poco de pereza salir de casa. Pero por suerte, Culo tenía en mente un plan mejor: Subir un monte mucho más grande.

La verdad es que fuera de bromas, me apetecía mucho salir en bici con Culo. Es un plan que no se repetía desde hace años. Siempre hemos sido muy amigos, y hemos hablado de muchas cosas, así que tocaba ponerse al día.

Lo malo es que como hacía tanto tiempo que no salía a hacer ruta con la bici, he acabado fundido antes de lo normal. Me refiero a antes de lo que sería normal si no fumara, porque al 25% del recorrido he hecho aguas como un barco de papel, que todos sabemos que es una puta mierda de barco.

Lento y haciendo más paradas que un tren chico, hemos ido charlando sobre todo un poco. Lo bueno de hablar con Culo es que siempre tienes algo de qué hablar. Vamos, que hemos llegado con la garganta seca hasta el estómago, y sin una gota de agua en la mochila, por supuesto.

Y bueno desde el mirador, que era el final de la ruta, se veía la playa super tentadora. Hemos pensado ir a bañarnos, pero había que tirarse por un barranco para llegar y nos ha dado reparo.

Cuando pensaba que esta mañana me iba a dar para un artículo del montón, sin ninguna anécdota en particular, llegó una chica de simpáticas curvas a estirarse a unos 4 metros de nosotros.

Ya sabéis, el típico argumento de película porno: Un mirador, dos tipos, una rubiaza, y una situación incómoda.

Yo intentaba seguir el hilo de la conversación mientras hablaba, incluso después de haberme perdido varias veces. Tampoco era para tanto, pero... Bueno, sí que lo que era. En realidad es difícil concentrarse en seguir hablando como si nada, mientras que una chica desconocida, bueno, ESA chica desconocida hace ejercicio a tu lado.

Culo por su parte disimulaba como podía. En su caso, disimular quería decir levantarse y adoptar una extraña postura para que no se le notara el... Bien, para eso.

Y tras unos 20 largos minutos la chica terminó, no sé si de estirar o de aburrirse esperando algo, y se marchó. Nosotros nos esperamos un rato más, mientras nos limpiábamos la barbilla, y bajamos la montaña también.
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Me llena de orgullo y satisfacción volver a escribir en el blog. Tengo ganas de que llegue septiembre, ya que tengo pensados varios cambios para la página.

He pensado que no me gusta una mierda el fondo que tengo puesto, y que un lavado de cara no le vendría mal al sitio. Además me estoy planteando cambiarle el nombre al blog, por "Siesoteaviso". Creo que no tiene sentido que la dirección sea una, y el título del sitio otro.

Dentro de poco escribiré de nuevo. Los dos o tres que sigan en verano el blog se merecen algo mejor que una actualización al mes.

Un saludo a todos.
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